Nos reunimos unas cuantas
personas, todas, indudablemente, amantes de la literatura en general y de la
poesía en particular, género que los allí citados compartíamos.
El salón,
grande, más hubiera parecido la cantina de un bar de pueblo que otra cosa, pero
Isa, integrante de La CABA y vinculada al grupo poético, arregló los sillones
en círculo; colocó sillas entre los huecos que quedaban entre estos; cubrió con
manteles que parecían vistosos mantones de Manila las mesas; dejó encendidas un
par de luces a cada lado de la sala y, el resto de la iluminación corrió a
cargo de velas encendidas, grandes y pequeñas, diseminadas por todas las
mesitas…, había música de fondo. El tosco salón se había transfigurado en un
recinto distinto por completo.
Empezamos algo más tarde de la
hora programada, fue una tarde noche horrible, llovió con fuerza, tronó,
relampagueó… Hizo frío. Algunos de los contertulios llegaron tan mojados que no
les quedó más remedio que cambiarse de pantalones allí mismo, y menos mal que
tienen una especie de “mercadillo” de ropa de segunda mano. Cuando ya todo
estuvo en calma, al menos en aquella estancia ya no supimos si llovía, tronaba
o caía granizo.
Después de acordar cuál sería el
orden a seguir, se dio paso a la presentación de mi libro de poemas, Perlas de Luna. Fue una presentación
muy sui generis, no tuvo nada que ver
con las que acostumbro a asistir: mesa en tarima, anuncio del libro a
presentar, tres o cuatro personas sobre la tarima que hablan de la obra, del
autor, que leen, etc. etc. NO, nada de eso. Se preguntó en voz alta que quién
tomaría la palabra y cómo sería la puesta en marcha. Alguien tomó las riendas y
comenzó: leyó mi biobibliografía, la que aparece en la solapa de la cubierta
del libro. De ahí, otro me formuló una pregunta a la que respondí.
Quien leyó
mi biografía me pidió que recitara una serie de poemas de los publicados. En
contra de todo pronóstico, lo hice con voz clara, fuerte y, aparentemente, sin
nervios.
Después, el
libro fue rodando de mano en mano (unas semanas antes dejé un ejemplar en La
CABA para que lo vieran, para que, si al final me permitían “presentarlo” allí,
conocieran al menos su temática y me conocieran a mí): cada uno de los allí
presentes recitó el/los poemas que más les gustaron o que más les llamaron la
atención. En los intervalos, surgían nuevas preguntas. Una de ellas, que
transcribo, fue más o menos:
- ¿Qué sientes al decir que eres poeta?
- Vergüenza.
- ¿Vergüenza?
- Sí, mucha vergüenza.
- Entonces. ¿cómo es que has publicado este libro tan
hermoso?
- Siempre he querido publicar algo en solitario. Siempre
pensé que sería un libro de relatos pero, al final, salió uno de poemas. Lo que
sí he de decir es que hasta el año 2004 solo sabían de esta afición mi marido,
mi hija y dos buenas amigas, pero ese año, cuando regresábamos a Madrid, después
de unos días de vacaciones, al despedirnos del cantante del hotel en el que nos
hospedábamos dijo que ese año se iba a dedicar a componer. Ni lo pensé, porque
si lo pienso no lo digo, es más, me sentí como si hubiera salido de mi cuerpo y
me escuchase diciendo: “Pues a mí me
encanta escribir poesías”. Una vez dicho imposible volverse atrás… Y,
bueno, a partir de ahí es cuando puedo decir que se “rompió” el secreto. Los
poemas nunca se convirtieron en canciones, pero sí en libro, ya ves. De hecho notarás
que algunos son pegadizos e, incluso, se “escucha” una voz masculina
dirigiéndose a la protagonista, eso es porque, en un principio estaban escritos
en femenino; cuando los iba a llevar al registro pensé: “Vaya, si estos poemas los va a cantar un hombre tengo que cambiarlos
de género”, y vuelta a corregir. Por eso ciertos poemas “suenan en
masculino”.
La reunión fue distendida.
Nos dieron
más de las once de la noche, los demás también tenían que leer sus poemas y
comentarlos.
Se propuso
escribir en aquel mismo momento, casi en menos de cinco minutos, un poema con
las palabras: “Contrito, perlas y hongo” –las dos primeras sacadas de dos de
mis poemas, la tercera de uno de los poemas de Isa-.
Yo escribí esto:
I
Contrito por tu adiós,
sentado entre los hongos,
aluciné:
al mirar al cielo
vi perlas
II
Contrita y sin rumbo
caminé por la playa
brillaban perlas sobre la arena.
¡Aquellos hongos…!
Y, dos días después, cuando pasé
a limpio ambos poemas, me recordó a “Alicia en El País de las Maravillas”, con
sus andanzas y sus hongos alucinógenos.
Lamento haberme extendido tanto
contando esta Jam Session, pero lo pasé tan bien, me sentí tan cómoda… Eso por
un lado. Por otro, para mí aquello fue como esas reuniones que se representan
en los cuadros, o en el cine; aquellas que tenían lugar en los siglos XVII,
XVIII, XIX y principios del veinte, aunque menos. Mejor me quedo con aquellos
salones del siglo XVII donde se escuchaba música, y se leían poemas, se hablaba
de política, de amor, en fin, de la vida. En aquella época no había ni cámara
de fotos, ni vídeos, ni teléfonos móviles (que hacen el mismo apaño que los dos
anteriores), por eso no queda noticia gráfica de este encuentro. Romper el
encanto del mismo, con alguien paseando por entre los contertulios, cámara en
mano, hubiera roto todo el encanto. Que me hubiera gustado guardar una imagen
de ese momento, sí, pero el recuerdo creo que se mantendrá vivo e imborrable.
Al menos para eso lo he escrito: para compartirlo y, sobre todo, para
recordarlo en un futuro.
Juana Castillo
Escobar
Madrid, 12 de mayo
de 2012
Hubiese sido lindo compartir ¡Felicitaciones desde Buenos Aires!
ResponderEliminarMi querida Juani, te escuché el viernes por la radio, allí me enteré de este evento, no te he podido llamar para felicitarte, espero hacerlo a la tarde, si estás en tu casa. Me alegro mucho, mucho. Un beso fuerte. Pepi.
ResponderEliminarSaludos y un cariñoso saludo desde Buenos Aires, con esta crónica tan medular estuve un rato por allí, Carlos Arturo Trinelli
ResponderEliminarPues yo me acabo de enterar curioseando por esta casita tuya.Me alegra saber que lo pasate bien,casi he podido estar presente con la estupenda reseña que has hecho de la sesión..
ResponderEliminarTe abrazo..
isa(no la que preparo las mesas)
GRACIAS, Catalina, Pepi, Carlos e Isa por vuestros comentarios.
ResponderEliminar(Si adquirís el libro me encantará saber vuestra opinión, así como también recibir una foto con él para, con vuestro permiso, añadirla al blog).
Un abrazo inmenso para los cuatro y mil perdones por responder con tanto retraso =mi ordenador no me deja entrar en el blog por sobrecarga en el disco duro=, Juana Castillo.